domingo, 16 de agosto de 2009

Las verdaderas razones para ir (o no) a la universidad

A continuación, leerás extractos de la obra de Ivan Ilich, que causó impacto en la comunidad académica en la década de los 70; y aunque en realidad se ha hecho poco para avanzar, de aquel tiempo a la fecha, conviene conocerla, para comprender algunas situaciones, y sobre todo para mejorar:
1.- La escuela es la agencia de publicidad que le hace a uno creer que necesita la sociedad tal como está.

2.- Si las escuelas dejaran de ser obligatorias, aquellos profesores cuya satisfacción reside en el ejercicio de la autoridad pedagógica en el aula, se quedarían sólo con los alumnos para quienes fuese atractivo ese estilo.

3.- Conforme los maestros en su arte abandonen la pretensión de ser informantes superiores o modelos de habilidades, comenzará a parecer verdadera la sabiduría superior que parecen poseer.

4.- Las escuelas están proyectadas partiendo del supuesto de que cada cosa en la vida tiene un secreto; de que la calidad de la vida depende de conocer ese secreto; de que los secretos pueden conocerse en ordenadas sucesiones; y de que sólo los profesores pueden revelar adecuadamente esos secretos

5.- Las escuelas pervierten la natural inclinación a desarrollarse y aprender convirtiéndola en la demanda de instrucción.

6.- Si no ponemos en tela de juicio el supuesto de que el conocimiento valedero es una mercancía que en ciertas circunstancias puede metérsele a la fuerza al consumidor, la sociedad se verá cada día más dominada por siniestras seudoescuelas y totalitarios administradores de la información..... Ejércitos cada día mayores de burócratas presumirán de pasar por maestros.

7.- La escuela no sólo es la Nueva Religión Mundial. Es también el mercado de trabajo de crecimiento más veloz del mundo.

8.- La capacidad de la universidad para fijar de consumo es algo nuevo. En muchos países la universidad adquirió este poder sólo en la década del setenta, conforme la ilusión de acceso parejo a la educación pública comenzó a difundirse. Antes de entonces la universidad protegía la libertad de expresión de un individuo pero no convertía automáticamente su conocimiento en riqueza. Durante la Edad Media, el ser estudioso significaba ser pobre y hasta mendicante. En virtud de su vocación, el estudioso medieval aprendía latín, se convertía en un out-sider digno tanto de la mofa como de la estimación del campesino y del príncipe, del burgués y del clérigo.

9.- La universidad antigua era una zona liberada para el descubrimiento y el debate de ideas nuevas y viejas. Los maestros y los estudiantes se reunían para leer textos de otros maestros, muertos mucho antes, y las palabras vivas de los maestros difuntos daban nuevas perspectivas a las falacias del mundo presente. La universidad era entonces una comunidad de búsqueda académica y de inquietud endémica.

10.- La mayoría de la gente aprende mejor "metiendo la cuchara", y sin embargo la escuela les hace identificar su desarrollo cognoscitivo personal con una programación y manipulación complicadas.

11.- Los profesores de habilidades se hacen escasos por la creencia en el valor de los títulos.

Recomendación
La sociedad desescolarizada
Ivan Ilich

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